DESHIDRATACION, HIPERTERMIA Y DEPORTISTAS: CIENCIA Y PRACTICA

DESHIDRATACION, HIPERTERMIA Y DEPORTISTAS: CIENCIA Y PRACTICA

Robert Murray, Ph.D. Instituto de Ciencias del Deporte Gatorade, Barrington, IL, Estados Unidos


Reproducido del artículo original publicado en Journal of Athletic Training, Vol. 31, N° 3, pp. 248-252, Septiembre de 1996. Traducido y publicado con el permiso del autor y del Editor Objective: To present the recent research that underscores the value of preventing both dehydration and hiperthermia. Such efforts will improve the athlete's capacity to perform physical activity and reduce the risk of heath-related problems. Data Sources: Data were drawn from an extensive review of the scientific literature over the past 50 years with an emphasis on recent research (> 1990) that focuses on the physiological and performance benefits of fluid replacement. Data Synthesis: Even low levels of dehydration (eg. less than 2 % loss of body weight) impair cardiovascular and thermoregulatory response and reduce the capacity for exercise. Heat exposure also reduces the athlete ability to train and compete, an effect that can be independent of hydration status. Even if athletes are well hydrated, hot weather alone will reduce their capacity to exercise. Optimal performance is possible only when dehydration and hyper-termia are minimized by ingesting ample volumes of fluid during exercise and by taking common-sense precautions in keeping cool. Recent research has demonstrated that consuming fluid in volumes approximating sweat loss mantains important physiological functions and significantly improves exercise lasting only 1 hour. Carbohydrate ingestion also improves exercise performance, an effect that is independent of, and additive to, preventing dehydration. Conclusion/Aplication: Athletes should follow an aggresive fluid replacement and temperature regulation regimen. Succesful implementation of the regimen requires that athletic trainers, coaches, athletes, and support personnel are made aware of the benefits of adequate fluid replacement, that appropiate replacement strategies are developed and implemented, that athletes have the opportunity to train themselves to ingest larger volumes of fluids more frequently, and that other practical steps are taken to keep athletes cool during both training and competition. Key words: dehydration, hyperthermia, exercise performance, heat illness, sports drinks Objetivo: Presentar la literatura de investigación más reciente que suscribe el valor de la prevención, tanto de la deshidratación como de la hipertermia. Tales esfuerzos aumentarán la capacidad del deportista para desarrollar actividad física y reducir el riesgo de problemas relacionados con el calor. Fuentes de información: Los datos fueron sintetizados de una extensa revisión de la literatura de los últimos 50 años, con un énfasis en la literatura reciente (> 1990), que focaliza los beneficios fisiológicos y competitivos de la reposición de fluídos. Síntesis de datos: Aún niveles bajos de deshidratación (por ej., pérdidas del 2 % del peso corporal) empeora la respuesta cardiovascular y termorregulatoria, y reduce la capacidad de realizar ejercicios. La exposición al calor también reduce la capacidad del deportista para entrenar y competir, un efecto que puede ser independiente del nivel de hidratación. Aún si el deportista está bien hidratado, el clima caluroso por sí solo podrá reducir la capacidad de performance. La performance óptima es posible sólo cuando la deshidratación y la hipertermia son minimizadas, al ingerir amplias cantidades de fluídos durante el ejercicio, y si se toman decisiones de sentido común 2 para mantener al deportista en estado de frescura. Recientes investigaciones han demostrado que consumienedo fluídos en volúmenes aproximados a las pérdidas por sudor, se mantienen las funciones fisiológicas más importantes, aún cuando el ejercicio dure sólo 1 hora. La ingesta de carbohidratos también incrementa la performance del ejercicio, un efecto que es independiente de, y aditivo a, la prevención de la deshidratación. Conclusión/Aplicación: Los deportistas deberían seguir un régimen agresivo de restitución de fluídos y de regulación de la temperatura. La implementación exitosa de este régimen, requiere que los entrenadores deportivos, los directores técnicos, los deportistas, y todo el personal que apoya a los mismos, esten alertas y conscientes de los beneficios de un adecuado régimen de reposición de fluídos, que las estrategias de restitución de fluídos apropiadas sean desarrolladas e implementadas, que los deportistas tengan la oportunidad de entrenarse a sí mismos para ser capaces de ingerir grandes volúmenes de fluídos más frecuentemente, y que hay otros pasos prácticos que deben ser instrumentados para mantener a los deportistas frescos durante el entrenamiento y la competencia. Palabras clave: deshidratación, hipertermia, performance en el ejercicio, enfermedad por calor, bebidas deportivas INTRODUCCION El aumento de la temperatura corporal y la aparición de la sudoración son dos respuestas normales a la actividad física. Sin embargo, la deshidratación y la hipertermia, que a menudo acompañan al entrenamiento deportivo y a la competencia, son quizás las causas más comunes y evitables de la fatiga prematura entre los atletas. La deshidratación, a menudo, contribuye a la hipertermia reduciendo la capacidad del organismo de perder calor, y aún bajos niveles de deshidratación pueden perjudicar la performance (35). A pesar de que los deportistas con un calor excesivo normalmente están deshidratados, la deshidratación no es necesariamente un requisito previo para la hipertermia; es posible - pero menos probable - que la misma ocurra aún en deportistas bien hidratados. Independientemente de la manera en la cual se desarrolla la hipertermia, se deben seguir algunos pasos para evitar la deshidratación y limitar el aumento en la temperatura interna que ocurre naturalmente durante el ejercicio. DESHIDRATACION E HIPERTERMIA: CONSECUENCIAS FISIOLOGICAS PARA LA PERFORMANCE Y LA SALUD Cuando la temperatura corporal se eleva demasiado, el rendimiento disminuye, perjuicio que puede ser causado por factores tanto centrales como periféricos. Por ejemplo, el ejercicio en el calor incrementa la utilización de glucógeno muscular (9,10), acelerando potencialmente la fatiga. El aumento de la temperatura corporal también puede resultar en fatiga prematura, posiblemente debido al efecto de la mayor temperatura sobre el funcionamiento del cerebro (22). El impacto negativo del incremento en la temperatura interna sobre la función del cerebro y el sistema nervioso, a pesar de no estar bien entendido, puede ocurrir independientemente de los perjuicios en las respuestas periféricas tales como el flujo sanguíneo y metabolismo musculares. «La causa última para el agotamiento en la condición hipertérmica severa podría deberse a un efecto del «stress» por calor sobre la función cerebral. Las funciones del sistema nervioso central y las funciones mentales son susceptibles a las altas temperaturas, como se puede observar por los mareos y comportamientos confusos 3 de los sujetos con «stress» por calor en eventos deportivos de larga distancia... podría ser que temperaturas internas > 39°C (102.2 °F) reduzcan el funcionamiento de los centros motores y la capacidad de reclutar las unidades motoras necesarias para la actividad, quizás a través de algún efecto sobre la 'motivación' para la performance física»(22). Las consecuencias en la performance de esta «inhibición central» fueron demostradas por Febbraio y cols. (9), quienes tomaron a un grupo de sujetos y los hicieron pedalear hasta el agotamiento a tres temperaturas diferentes. Con la temperatura más fría (37° F), los sujetos pedalearon 95 ± 10 min antes de llegar a la fatiga. Cuando fueron expuestos a una temperatura moderada (68 °F), la fatiga ocurrió a los 75 ± 12 min. Con 104 °F, los sujetos sólo pudieron realizar ejercicios durante 33 ± 3 min, provocando sus altas temperaturas internas una disminución en la capacidad de performance. Es interesante observar que los sujetos tuvieron suficiente glucógeno muscular remanente, y no se notaron perturbaciones metabólicas. La causa posible de fatiga fue la inhibición central debido a las elevadas temperaturas corporales. PROTEGIENDO LA FUNCION FISIOLOGICA Y LA PERFORMANCE La sudoración es una respuesta termoregulatoria para la cual no existen factores sustitutivos en términos de la cantidad de calor que se puede perder. La evaporación de 1 gramo de sudor de la piel libera cerca de 0.58 kcal de calor, permitiendo que grandes cantidades de calor se transfieran al ambiente. Durante actividades físicas suaves en ambientes frescos y secos, la pérdida por sudoración puede ser tan mínima como 250 ml/hora; en un ambiente cálido y húmedo, la tasa de sudor de un atleta físicamente entrenado y bien aclimatado puede exceder los 2.500 ml/hora (29). Las elevadas tasas de sudoración, necesarias para mantener la pérdida de calor durante ejercicios intensos, inevitablemente llevan a la deshidratación a menos que se ingieran fluídos para cubrir el volumen de sudor perdido. La deshidratación en los atletas frecuentemente es producida por una inadecuada reposición del sudor, perdido durante y después del entrenamiento y la competencia. Durante el ejercicio, uno de los beneficios más importantes de la ingesta de fluídos es prevenir la elevación adicional de la temperatura corporal que acompaña aún a los bajos niveles de deshidratación (17). Desafortunadamente, la deshidratación ocurre frecuentemente durante la actividad física debido a que los seres humanos raramente ingieren suficientes cantidades de líquidos para equiparar la pérdida por la sudoración. La ingesta voluntaria de fluídos durante la actividad física puede resultar en amplios rangos de consumo de líquidos, pero generalmente se aproxima sólo al 50 % de la pérdida (7,15,24). Esta «deshidratación voluntaria» fue reconocida hace mucho tiempo atrás, y desde entonces ha sido bien caracterizada por los investigadores (12,27). «En el transcurso de experimentos, tanto en el desierto como en una cámara de calor, observamos que los hombres no podían reponer toda el agua perdida por la sudoración, aún cuando tenían disponibles adecuadas cantidades de agua para beber. En algunos casos, ésto provocó una considerable deshidratación, aún llegando al agotamiento por deshidratación» (27). La deshidratación que inevitablemente resulta de la inadecuada ingesta de fluídos, causa un deterioro inevitable en las respuestas cardiovasculares y termoregulatorias, que en detalle se puede observar en la siguiente Tabla (para revisiones más detalladas, ver referencias 15,19,20,28, y 29). El deterioro en la función termoregulatoria que acompaña a la deshidratación aumenta marcadamente el riesgo de problemas relacionados con la salud. La patología menos severa es el «síncope» por calor, el cual está relacionado, 4 probablemente, con una vasodilatación cutánea aguda y una caída concomitante en la presión venosa central. A pesar de que los síntomas de la enfermedad por calor pueden variar ampliamente entre los individuos, el «agotamiento» por calor debido a la deshidratación, a menudo, se evidencia por irritabilidad, fatiga súbita, náuseas, y dolor de cabeza. El color de la piel, frecuentemente, es pálido con la sudoración normal a profusa. El «golpe» de calor está caracterizado por altas temperaturas internas , rubefacción en la piel, y sudoración normal a profusa. El «golpe» severo de calor está caracterizado por una disfunción en el sistema nervioso central (por ej., pérdida de la coordinación motora, delirio) y, en los casos más serios, pérdida de la conciencia hasta llegar al coma. En estas circunstancias, la sudoración podría ser mínima o estar ausente. La forma «clásica» del golpe de calor que a menudo ocurre durante el verano afecta a los adultos mayores, particularmente a aquellos que sufren de alguna enfermedad. Las víctimas de los golpes de calor inducidos por el 5 ejercicio, a menudo, son personas jóvenes y sanas que se sobre-exigen durante el entrenamiento intenso y la competencia en climas calurosos (4). Todas las formas de patologías por calor usualmente responden a la reposición de fluídos (ya sea en forma oral o endovenosa), tratándose más efectivamente a la hipertermia severa sumergiendo a la víctima en un baño de agua helada durante al menos 15 a 20 minutos, y asegurándose de que la temperatura interna no caiga por debajo de los 37°C (23). Debido a que el golpe de calor es una patología que amenaza incluso a la vida, el mejor enfoque es utilizar cualquier método de enfriamiento que esté disponible (baños con hielo, enjuagues con alcohol, «packs» con hielo, etc.) para reducir rápidamente la temperatura interna. EL OBJETIVO: REPONER TOTALMENTE LA PERDIDA DE SUDORACION DURANTE EL EJERCICIO No hay evidencias de que los seres humanos puedan adaptarse a la deshidratación crónica (28). Por lo tanto, el único método para evitar la deshidratación durante el ejercicio es consumir cantidades adecuadas de líquidos. En términos de proteger la salud y mejorar la performance, no hay otra alternativa. En los años '30 y '40, los científicos volcaron su atención a evaluar la capacidad de los soldados de soportar el «stress» de la actividad física en el desierto. Los patrones de ingesta de fluídos de los soldados fue materia de particular interés, debido a que era muy bien apreciada la importancia del enfriamiento por evaporación. Los investigadores rápidamente se dieron cuenta de que las grandes tasas de sudoración necesarias para el enfriamiento por evaporación requerían ingestas a menudo mayores a los 10 lt/día, en contraste con los 2 a 3 lt/día de líquidos en un ambiente atemperado (1). Más recientemente, los científicos han estudiado los efectos fisiológicos de la ingesta de fluídos para determinar el grado al cual el volumen del líquido consumido afectaba la respuesta fisiológica. El trabajo de Montain y Coyle (17) ha demostrado las ventajas fisiológicas de cubrir la pérdida por sudoración con una ingesta igual de líquidos. En su estudio, los sujetos realizaron ejercicios en el calor durante 2 horas, en cuatro ocasiones separadas. En una serie, los sujetos no ingirieron líquidos y perdieron cerca del 4 % de su peso corporal. Durante las otras series, los sujetos ingirieron periódicamente suficiente cantidad de fluídos para reponer el 20 %, 50 %, u 80 % de la pérdida por sudoración, resultante en una deshidratación del 3 %, 2 %, y 1 % del peso corporal, respectivamente. «Nosotros observamos que la magnitud del aumento en la temperatura interna y de frecuencia cardíaca, y la disminución del volumen sistólico, estaban directamente relacionados con la pérdida del peso corporal durante el ejercicio. Por lo tanto, cuando los sujetos realizaban ejercicios del 62 % al 67 % del VO2 max. bajo las presentes condiciones ambientales (33°C, 50 % de humedad relativa, velocidad del viento, 2.5 m/seg), la tasa óptima de ingesta de fluídos para atenuar la hipertermia y los cambios cardiovasculares es aquella que cubre la pérdida de líquidos a través de la sudoración, al menos hasta que la tasa de ingesta reponga el 81 % de la pérdida» (17). En el estudio de Montain y Coyle (17), la ingesta de fluídos redujo el aumento de la temperatura corporal promoviendo un mayor flujo sanguíneo epitelial. Las mayores tasas de flujo sanguíneo ocurrieron cuando se ingirieron los mayores volúmenes de líquido durante el ejercicio (17). Los mecanismos fisiológicos por los cuales la ingesta de líquidos atenua la elevación de la temperatura interna podrían incluir el mantenimiento de un mayor volumen plasmático, la reducción de la osmolaridad plasmática y la concentración de sodio, y de la elevación de catecolaminas que ocurre con la deshidratación (19). Las futuras 6 investigaciones probablemente darán mayores pistas sobre los mecanismos principales por los cuales una adecuada ingesta de fluídos ejerce sus efectos termorregulatorios positivos. Ingerir fluídos en proporción a la pérdida de sudoración mantiene mejor la función cardiovascular y evita que la temperatura se eleve demasiado. Montain y Coyle (17) concluyeron que la tasa óptima de reposición de fluídos es la que más se acerca a la cantidad de sudoración perdida. La investigación de Walsh y cols. (35) descubre el valor relacionado con la performance inherente a evitar aún la deshidratación leve. Los sujetos en este experimento fueron deshidratados sólo un 1.8 % del peso, con 60 minutos de ejercicio antes de pedalear hasta el agotamiento al 90 % del VO2 max. Cuando durante los 60 min de ejercicio se evitó la deshidratación a través del consumo de líquidos, los sujetos pedalearon durante casi 10 minutos. Estando deshidratados, sólo duraron cerca de 6 minutos. Los autores concluyeron que el objetivo de la ingesta de fluídos debería ser reponer totalmente las pérdidas por sudor y por orina (35). Los beneficios de prevenir la deshidratación ya fueron reconocidos en 1996 por el Colegio Americano de Medicina Deportiva («Ejercicio y Reposición de Fluídos») (2). El CAMD sostiene que, durante el ejercicio, los deportistas deberían comenzar a beber temprano y a intervalos regulares, con el fin de consumir líquidos a una tasa suficiente para reponer toda el agua eliminada a través de la sudoración, o ingerir la mayor cantidad que se pueda tolerar» (2). El CAMD también recomienda que la bebida esté fría y tenga sabor para mejorar y aumentar el deseo voluntario de beber, que contengan carbohidratos para mejorar la performance, y que incluyan cloruro de sodio para promover la rehidratación (2). Además, el rendimiento máximo durante el ejercicio en el calor requiere la provisión de fluídos y carbohidratos. Esta conclusión fue ilustrada por Below y cols. (5). En su estudio, los sujetos pedalearon durante 50 minutos al 80 % del VO2 max.., antes de completar un «sprint hasta el final» que requería cerca de 10 a 12 minutos. El resultado principal del estudio fue que tanto la reposición de fluídos como la ingesta de carbohidratos mejoraron la performance de alta intensidad. El rendimiento mejoró cerca del 6 %, cuando los sujetos ingirieron un gran volumen de líquidos (repusieron el 80 % vs. el 13 % de las pérdidas), y cuando consumieron 79 ± 6 gr de carbohidratos, en comparación con 0 gr. Cuando se evitó la deshidratación y se ingirieron carbohidratos (a través de una bebida deportiva), los beneficios se sumaron, resultante en una mejoría del 12 % en la performance (5). EL MOMENTO PARA LA INGESTA DE FLUIDOS TAMBIEN ES IMPORTANTE Las respuestas cardiovasculares y termo-rregulatorias también están influenciadas por los momentos para la ingesta de fluídos (16). En un estudio diseñado para evaluar los efectos del ritmo («timing») de la ingesta de líquidos, los sujetos consumieron 1.183 ml de una bebida deportiva (43 % de la tasa estimada de sudoración durante 140 min de ciclismo) al comienzo del ejercicio, o en una ración a los 40 u 80 min de actividad, o a intervalos de 15 min a lo largo de la serie de ejercicio. Este protocolo provocó una deshidratación similar en cada serie (- 2.9 % del peso corporal). En todas las series, la bebida atenuó el aumento en la osmolaridad en suero y de la concentración de sodio, aumentó el flujo sanguíneo en el antebrazo, mantuvo el volumen sanguíneo, y redujo la tasa de almacenamiento de calor. Cuando el líquido fue ingerido en una sola ración a los 0, 40, u 80 min, los cambios mencionados anteriormente fueron transitorios, durando cerca de 40 min luego de la ingesta. No hubo diferencias en las tasas de percepción del esfuerzo. Cuando el fluído fue ingerido a intervalos de 15 min a lo largo del ejercicio, los valores promedio a los 140 minutos para la temperatura esofágica, temperatura 7 rectal, frecuencia cardíaca, y tasa de percepción del esfuerzo fueron menores que cuando el mismo se consumió a los 80 minutos; pero se observó una diferencia estadísticamente significativa sólo con la temperatura rectal. Brown (8) reportó resultados similares en la frecuencia cardíaca y temperatura rectal cuando se consumió agua a intervalos regulares, a lo largo de 165 minutos de ejercicio, en comparación a cuando se esperó hasta los 135 minutos para beber. Montain y Coyle (16) formularon la hipótesis de que una posible ventaja de consumir un fluído a intervalos regulares, es que la acción de beber estimula la pérdida de calor manteniendo la tasa de sudoración. Por ejemplo, se sabe que la sudoración aumenta casi inmediatamente luego de la ingesta de bebidas en sujetos deshidratados (31). Desde un punto de vista práctico, estos datos indican que ingerir amplios volúmenes de fluídos a intervalos regulares durante el ejercicio parece conferir una respuesta fisiológica «óptima»; respuestas similarmente positivas - pero transitorias - se pueden provocar a través de la ingesta de una ración relativamente grande de líquidos. Esto último podría ser valioso para aquellas circunstancias en donde no es posible ingerir fluídos a intervalos regulares durante la actividad física (por ej., en un partido de fútbol). La ingesta de glicerol puede ser un método posible para hiperhidratar antes del ejercicio, con el fin de brindar una ventaja cardiovascular y termorregulatoria durante la actividad en el calor. La ingesta de soluciones con glicerol antes del ejercicio produce una reducción en la producción de orina y en la retención de líquidos (26). Este estado transitorio de hiperhidratación está provocado por el efecto osmótico de las moléculas de glicerol, las cuales son filtradas lentamente del agua corporal. La ingesta de glicerol incrementa la osmolaridad de la sangre, y de la mayoría de los otros compartimientos de fluídos corporales, promoviendo una disminución temporaria en la producción de orina. El aumento de peso que va de la mano con la ingesta de glicerol podría ser particularmente problemático para la mayoría de los deportistas que pagan un costo metabólico - y quizás en el rendimiento - por tener más peso. Considerando todas estas cosas, es poco prudente aconsejar esta práctica en los deportistas, en parte debido a que los efectos colaterales de la ingesta de glicerol pueden variar desde un leve dolor de cabeza hasta síntomas más severos de mareos, náuseas, y vómitos (18). OTRAS CONSIDERACIONES: SABOR DE LA BEBIDA, VACIADO GASTRICO Y ABSORCION INTESTINAL Además del volumen y del ritmo de la ingesta de fluídos, otros factores contribuyen a optimizar los efectos del consumo de líquidos. Por ejemplo, el sabor de la bebida puede ser un determinante clave del volumen que los sujetos activos voluntariamente ingieren (6,12,13,33). La temperatura, la percepción del grado de dulzura, el tipo y la intensidad del sabor, y la sensación dentro de la boca, pueden influir en el consumo voluntario (6,12,13). Las características del vaciado gástrico de una bebida también deben tenerse en cuenta, ya que un vaciado gástrico lento «atrapa» el líquido en el estómago, reduciendo la tasa a la cual el mismo puede volcarse en el duodeno y estar disponible para la absorción a través del epitelio intestinal hacia el torrente sanguíneo (14). Se ha mostrado que las bebidas con carbohidratos-electrolitos que contienen hasta el 6 % de carbohidratos (CHO) (por ej., 60 gr de CHO/lt) se vacían del estómago a tasas similares que el agua durante el reposo y el ejercicio (20,21). Las bebidas que contienen 8 % de CHO muestran tasas más lentas de vaciado que el agua (3), indicando que el «umbral» para la reducción del vaciado gástrico está justo por sobre los 6 % a 7 % de carbohidratos, al menos para aquellas bebidas que 8 contienen múltiples tipos de CHO. La deshidratación, quizás junto con una alta temperatura interna, parecen reducir la tasa de vaciado gástrico (21,25) y aumentan el riesgo de malestar gastrointestinal (25). Para asegurar una rápida absorción de fluídos a través de la mucosa intestinal se necesita de la ingesta de carbohidratos (en forma de glucosa, sucrosa, o sólidos con melaza de maíz) y la presencia de grandes cantidades de sodio en el lumen intestinal (30). Como se sabe desde los años '50, la glucosa y el sodio son activamente cotransportados a través del epitelio intestinal, estableciendo un gradiente osmótico para la absorción de agua (30). Una vez más, las concentraciones hasta el 6 % de carbohidratos parecen elevar al máximo la tasa de absorción de agua y solutos en el intestino delgado próximo (11,32). Las combinaciones de sucrosa, glucosa, fructosa, y maltodextrinas parecen promover tasas similares de flujo de agua, suponiendo que no predominan las concentraciones de fructosa y maltodextrinas (11,32). Existen, por supuesto, variaciones individuales en las percepciones del sabor de la bebida, y en las tasas de vaciado gástrico y absorción intestinal. Por esta razón, la bebida «ideal» de reposición de fluídos debe ser determinada sobre una base individual, con el objeto que la misma: 1) tenga buen sabor «durante el ejercicio» (para asegurar la adecuada ingesta de fluídos), 2) se vacíe rápidamente del estómago (para reducir el riesgo de malestar gastrointestinal y mejorar la absorción de fluídos), y 3) sea rápidamente absorbida por el intestino delgado (para disminuir el riesgo de malestar gastrointestinal y asegurar la rápida entrada de fluídos y carbohidratos en el torrente sanguíneo). RECOMENDACIONES PRACTICAS: MANTENER FRESCOS A LOS DEPORTISTAS Se puede seguir una serie de pasos prácticos para ayudar a los atletas a estar bien hidratados y alimentados durante el entrenamiento y la competencia. Por ejemplo, una buena base de entrenamiento aeróbico debería ser una parte integral del comienzo de la temporada, ya que el incremento de la capacidad física aumenta la aptitud del deportista de entrenar y competir en climas cálidos. La aclimatación también es parte esencial en la preparación de los atletas para entrenar y competir en el calor. Al menos 1 o 2 semanas de entrenamiento en el calor (durante 60 a 90 minutos diarios) son necesarias para producir los beneficios fisiológicos asociados con la aclimatación. Sin embargo, aún los deportistas altamente entrenados y bien aclimatados, tendrán dificultades para realizar ejercicios en el calor si están deshidratados. Por esta razón, hay que asegurarse de que los atletas tengan fácil acceso a bebidas frescas durante el entrenamiento y la competición. Otros pasos que se pueden seguir para ayudar a que los deportistas respondan mejor a las demandas del ejercicio en el calor, incluyen la reducción de la intensidad del entrenamiento en días calurosos, alargar las pausas para permitir más tiempo para refrescarse, ingerir líquidos y carbohidratos, y disminuir la intensidad y duración de la entrada en calor para evitar que la temperatura se eleve demasiado, muy pronto. También es aconsejable sacar provecho de los efectos refrescantes que brinda la sombra. Alternativamente, se pueden utilizar ventiladores para ayudar a que los atletas se refresquen durante las pausas. El uso del mínimo de ropa durante las prácticas puede aumentar significativamente la pérdida de calor. Esto es especialmente cierto con el uso de gorras, las cuales deberían sacarse en la medida de lo posible. Finalmente, cuando las condiciones ambientales son particularmente adversas, la práctica debería suspenderse o, al menos, evitarse el ejercicio de alta intensidad (por ej. los «sprints» o piques de velocidad). 9 RECOMENDACIONES PRACTICAS: MANTENER A LOS DEPORTISTAS HIDRATADOS El CAMD (2) recomienda que los deportistas ingieran cerca de 500 ml (17 onzas) de líquido, 2 horas antes del ejercicio, para asegurar una adecuada hidratación. En días particularmente calurosos, sería prudente que los deportistas bebieran de 250 a 500 ml (8 a 17 oz) más de fluídos (bebidas deportivas, jugos de frutas, agua), 30 a 60 minutos antes del ejercicio. Los deportistas deben prestar atención al color y al volumen de la orina. Dentro de los 60 minutos de ejercicio, pasar de un volumen normal de orina clara a un volumen normal o ligeramente sobre lo normal, es un buen indicador de una hidratación adecuada. Si la misma es de color amarillo oscuro, el volumen es pequeño, y tiene olor fuerte, el deportista debería continuar bebiendo. El consumo de suplementos vitamínicos a menudo produce una orina de color amarillo oscuro, de manera que el color, el volumen, y el olor deben considerarse de manera conjunta como indicadores del estado de hidratación. Educar a los entrenadores y padres acerca de la necesidad absoluta de mantenerse bien hidratados puede ayudar a que este mensaje llegue a los deportistas. De manera similar, es importante facilitar a los atletas la ingesta de líquidos cuando ellos deseen, teniendo disponible en todo momento bebidas frescas y saborizadas (2). Los deportistas deberían recibir las instrucciones necesarias, y la amplia oportunidad de ingerir fluídos durante el entrenamiento con el fin de cubrir la pérdida por sudoración (2,17,35). Durante las sesiones de entrenamiento en ambientes calurosos, los entrenadores deben permitir que los atletas consuman líquido con intervalos de 10 a 20 minutos. El control del peso corporal pre y post-ejercicio es un método fácil de recordar a los deportistas, sobre la importancia de mantener mínima la deshidratación y para identificar a aquellos que están predispuestos a grandes pérdidas de peso. Tanto la hidratación apropiada como la ingesta de carbohidratos mejoran el rendimiento; y el consumo de carbohidratos en combinación con agua (por ej., en las bebidas deportivas) aporta beneficios adicionales. La rehidratación rápida y completa requiere que los deportistas ingieran tanto fluídos como cloruro de sodio. Cuando los deportistas entrenan una vez por día, normalmente tienen una gran oportunidad de consumir los líquidos necesarios y la sal. Sin embargo, cuando tienen dos sesiones diarias o competencias de todo el día (por ej., lucha libre, gimnasia, atletismo, etc.), se debe prestar especial atención para asegurarse de que ingieran amplia cantidad de líquidos y sales, ya sea a través de bebidas deportivas o de alimentos. También se debe incentivar a que los deportistas se tomen su tiempo durante las comidas; aquellos que comen muy apurados pierden una importante chance de rehidratarse. Aún bajo las mejores circunstancias, son necesarias 24 horas para reponer totalmente el glucógeno muscular utilizado durante 2 horas de ejercicio intenso. Para llevar a cabo este importante objetivo, los deportistas deberían ingerir 3.5 a 4.5 gramos de carbohidratos por libra de peso corporal por día (34). REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS 1. Adolph EF, Brown AH. Summary and conclusions. In: Adolph EF and associates, Eds. Physiology of Man in the Desert. New York, NY: Interscience Publishers, Inc; 1947: 343. 2. American College of Sports Medicine. Position stand on exercise and fluid replacement. Med Sci Sports Exerc. 1996; 28: i-vii. 3. Bartoli WP, Horn MK, Murray R. Delayed gastric emptying during exercise with repeated ingestion of 8% carbohydrate solution. Med Sci Sports Exerc. 1995; 27: S13. 10 4. Bauman A. The epidemiology of heat stroke and associated thermoregulatory disorders. In: Sutton JR, Thompson MW, Torode MF., eds. Exercise and Thermoregulation. Sydney, Australia: The University of Sydney; 1995: 204. 5. Below PR, Mora-Rodriguez R, Gonzalez-Alonso J, Coyle EF. 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